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                                                                                                                                                       © José Manuel Alfaro

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                              Antes de la tormenta

––¡Oh, qué maravilla...!
    ––¿Qué es una maravilla?
    ––Este olor... Este olor a recién cortada es delicioso.
    ––Sí, ciertamente lo es. Pero todo se estropeará si no la cubren... Va a llover... Luego mojada ya no es lo mismo.
    ––La taparán, no te inquietes. O la llevarán a los establos... Verás que la llevan.
    ––No sé ¿No te has fijado en lo cansados que están? La dejarán aquí hasta mañana. Lloverá y se echará a perder... Como el año pasado ¿Recuerdas?
    ––No seas tan negativo... Espera y verás que la cubren. Ellos no quieren que ocurra eso..., y la cuidarán...
    ––No estoy yo tan seguro.
    ––Pero, ¿qué te pasa? ¿No puedes disfrutar de este momento divino, de este olor que alegra el alma? Siempre te pones en lo peor... No sé cómo te aguanto.
    ––A mí no me digas nada. Yo no seré responsable de que todo acabe siendo un desastre. Son ellos los que tenían que saberlo...
    ––¿Saber qué...?
    ––Pues eso..., que lloverá, se mojará, y otro invierno de incomodidades... Y ese olor continuo en la cama... A moho. Nunca lo he soportado. A mí no me había pasado antes.
    ––¿Qué estás queriendo decir? Eh, dime... ¿qué estás queriendo decir? ¿Que yo no soy tan exquisita como tú? ¿Que mi familia ha sido inferior a la tuya, menos noble...?
    ––No empecemos otra vez con eso... Sabes muy bien que yo no estoy acostumbrado a esta mediocridad...
    ––No, claro. El señor es tan fino que nada de lo que hay aquí le alcanza. Pues no sé a qué esperas para largarte... Vuelve a tus lujos, a tu maravillosa cama que se cambia a diario, a tus delicatessen a la hora de comer, a los mimos y ñoñerías con las que te han criado... ¿A qué esperas, eh? ¿A qué esperas para largarte...?
    ––No sé por qué te pones así... Yo solo digo que la paja mojada no vale nada... que nos hará daño...
    ––¿Y yo sabes lo que te digo...? Que me dejes disfrutar de este momento... Para mí es uno de los mejores del año... y no quiero que lo estropees con tus tonterías de siempre...
    ––Está bien..., está bien... Perdóname...


––¿Sabes...? Estás preciosa...
    ––¡...Ah! ¿...Sí?...
    ––...Esta luz te sienta bien... ¡Mira qué brillo en tu pelo...!
    ––Gracias..., pero ya lo sabía... Siempre han dicho que tengo el pelo más sedoso del mundo...
    ––Por eso te quiero...
    ––No digas tonterías...
    ––Vámonos... Te echo una carrera...
    ––De eso nada..., demos un paseo... Esta semana no me han arreglado los cascos.


 © Manuel López Rey

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